EVOLUCION EN EL DOGO ALEMAN
Antes de empezar con mi teoría de la evolución, que debe dar una dirección a la cría del dogo alemán, para que esta raza no se estanque, quisiera recordar que cada gen de un perro, está formado por dos alelos, uno que hereda del padre y otro que hereda de la madre, y el conjunto de esos genes forma un cromosoma. Se estima que los perros pueden tener sobre 40.000 genes, aunque en los últimos 10 años han habido muchos descubrimientos y esto podría cambiar. Los cromosomas se parecen a un conjunto de libros de cocina. Cada cromosoma o libro de cocina contiene miles de recetas las cuales son pedazos de información o instrucciones. Estas instrucciones o recetas son llamadas "genes". Por lo tanto, los cromosomas son paquetes de genes los cuales dirigen el desarrollo del cuerpo. Toda la información que el cuerpo necesita para trabajar proviene de los cromosomas. Los cromosomas vienen en pares. Un miembro de cada par proviene de la célula del esperma del padre y el otro miembro del par, proviene de la célula del huevo de la madre. En otras palabras, el cachorro recibe mitad de material genético de la madre y la otra mitad del padre. Los perros tienen 78 cromosomas, distribuidos en 39 pares.
La evolución se define como un cambio en la frecuencia de los alelos
en una población a lo largo de las generaciones. Este cambio puede
ser causado por una cantidad de mecanismos diferentes: selección natural,
deriva genética, mutación, migración (flujo genético).
Selección natural: En Biología evolutiva se la suele considerar la principal causa del origen de las especies y de su adaptación al medio.
La deriva genética: es una fuerza evolutiva que actúa junto
con la selección natural cambiando las características de las
especies en el tiempo. Se trata de un cambio aleatorio en la frecuencia de
alelos de una generación a otra. Normalmente se da una pérdida
de los alelos menos frecuentes y una fijación (frecuencia próxima
al 100%) de los más frecuentes, resultando una disminución en
la diversidad genética de la población. La cantidad de deriva
génica puede estimarse a partir de la varianza en la frecuencia alélica.
Así mismo la deriva genética será más alta cuando
el tamaño de la población sea pequeño. Cuanto mayor sea
el número de individuos de la población, menor será la
diferencia entre las frecuencias de una generación y otra, aunque lo
que cuenta no es le número real de individuos, sino lo que se llama
tamaño eficaz. El tamaño eficaz o efectivo de una población
se define por aquellos individuos que dejan descendientes, que en el caso
de casi todos los organismos puede ser un número mucho menos que el
total de individuos, ya que sólo son los individuos reproductores aquellos
que trasmiten sus genes. Por ejemplo, cuando una población consiste
en 90 machos y 10 hembras, el tamaño efectivo de la población
es de sólo 36 y la deriva genética sucederá como si la
población real consistiera de sólo 36 individuos. De igual forma
si fuesen 10 machos y 90 hembras. Otros factores que influyen en el tamaño
efectivo de la población incluyen la variación entre los individuos
en el éxito reproductivo, las variaciones en el tamaño de la
población y si el apareamiento es aleatorio. También hay que
decir que el tamaño efectivo de la población disminuye cuando
hay cantidades desiguales de machos y hembras con capacidad reproductora.
Hay que tener también en cuenta el efecto fundador, que en nuestro
caso serían los orígenes de la población actual de dogos
alemanes en el mundo, este se debe a la instalación de una población
por un número pequeño de individuos. Aunque una población
puede aumentar y volverse bastante grande, los genes portados por todos sus
miembros derivan de los pocos genes presentes originalmente en los fundadores
(considerando que no hay migración ni mutación). Los acontecimientos
al azar que afectan algunos genes presentes en los fundadores tendrán
una influencia importante en la composición de la población
general.
Conclusión, si no hubiera otros procesos de cambio evolutivo, tales
como la mutación y la selección natural, las poblaciones llegarán
al final a tener un solo alelo de cada gen, aunque se tardase muchas generaciones
en llegar a ello. La razón es que, tarde o temprano, uno u otro alelo
sería eliminado por la deriva genética sin posibilidad de que
reapareciera por mutación o migración. Debido a la mutación
de alelos desaparecidos de una población puede volver a reaparecer
de nuevo, y gracias a la selección natural, la deriva genética
no tiene consecuencias importante en la evolución de especies, excepto
en poblaciones de pocos individuos.
La mutación: es cualquier cambio en la secuencia de nucleótidos
del ADN. Una consecuencia de las mutaciones puede ser una enfermedad genética,
sin embargo, aunque a corto plazo pueden parecer perjudiciales, a largo plazo
las mutaciones son esenciales para la existencia. Sin mutación no habría
cambio y sin cambio la vida no podría evolucionar. Mutaciones en la
línea germinal: son las que afectan a las células productoras
de gametos apareciendo, de este modo, gametos con mutaciones. Estas mutaciones
se transmiten a la siguiente generación y tienen una mayor importancia
desde el punto de vista evolutivo. Las consecuencias fenotípicas de
las mutaciones son muy variadas, desde grandes cambios hasta pequeñas
diferencias tan sutiles que es necesario emplear técnicas muy elaboradas
para su detección.
El flujo genético: (también conocido como migración)
es la transferencia de genes de una población a otra. La inmigración
puede resultar en la introducción de nuevo material genético
al acervo genético establecido de una especie o población particular
y, a la inversa, la emigración provoca una pérdida de material
genético. En los dogos alemanes llamaríamos inmigrantes a todos
los que formen una población que no esté siendo utilizada en
nuestra cría, por ejemplo a los de línea americana o inglesa,
y llamaríamos emigrantes a los dogos alemanes que teniendo grandes
cualidades no están siendo utilizados en la cría, bien por carecer
de títulos o por no ser de marca, o bien por estar recluidos en casa
de cualquier particular.
Aunque pueda parecer un coñazo todo lo que he escrito hasta ahora,
es fundamental para poder llevarlo a la práctica, no se puede hacer
un puente, sin un estudio previo del suelo, condiciones climáticas,
estudio de materiales a utilizar adecuados al entorno, plasmarlo en planos
y un largo etcétera.
Partiendo de esa base, lo primero que hay que determinar es si realmente queremos
evolucionar, pongo un ejemplo, si Jefe Indio de Garaba ya es lo máximo
a lo que se quiere llegar, no tiene sentido pensar en evolución, yo,
como inconformista que soy, pienso que siempre se puede ser más alto,
más guapo, más inteligente, más fuerte, y me gustaría
que mis hijos fueran todas esas cosas más que yo, por lo tanto, partiendo
de que la perfección no existe, se me antoja imprescindible evolucionar.
Si tenemos todo esto en cuenta, no será difícil llegar a la
conclusión de que lo estamos haciendo de pena, hasta me atrevería
a decir que al revés.
En la consanguinidad no hay evolución, pero tampoco hay que confundirlo
con la clonación, si tu clonas a Jefe Indio de Garaba, lo crías
con el mismo tipo de alimentación, y en el mismo entorno, podrás
tener otro Jefe Indio, pero si lo que optas es por consanguinizarte en él,
lo que es seguro, es que nunca vas a tener otro Jefe Indio, hasta me atrevería
a decir, que por muchas camadas que volvieran a hacer los padres de Jefe entre
ellos, nunca volvería a nacer otro Jefe, nacerían unos ejemplares
mejores, otros peores, unos más sanos y otros más enfermos.
Esto que es de cajón, parece que no es entendido, ya que la copia,
es el método más empleado en toda Europa. Desde mi punto de
vista es mucho más inteligente buscar una evolución de Jefe
Indio de Garaba, que sea mejor que este en todo.
La cría y selección del dogo alemán en la búsqueda
de la evolución, está totalmente condicionada por tres factores,
con igual importancia de cualquiera de ellos, personalidad del criador, conocimientos
técnicos y ejemplares a utilizar.
Personalidad: Es imprescindible ser orgulloso, ese orgullo de lo que tú
eres, de lo que tú haces, pero nunca el orgullo del menosprecio de
lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes. Ocurre que hay momentos
en los que se toma como soberbio a quien sobresale por sus virtudes. El vicio
tiene que ver con la representación de la excelencia, pero no con la
excelencia en sí misma. El excelente no tiene la culpa de serlo. La
soberbia en estos casos es la excelencia arrojada a la cara del otro. Por
todo esto, es inevitable que a los criadores que estamos orgullosos de nuestros
logros, nos tachen de soberbios.
Es en esa otra parte que forma junto con el orgullo la soberbia, el pecado
de los pecados, donde radica el final de tus objetivos, donde estás
acabado, donde la evolución se frena en seco por que uno se piensa
que él es lo más y más allá no hay nada, y esa
parte es la vanidad. Mientras que las personas orgullosas no dependen de otros
y en eso precisamente consiste su orgullo. Los vanidosos en cambio, necesitan
de los demás. Requieren que los otros les alaben, cosa que el soberbio
rechaza. Un escritor orgulloso cuando alguien le dice: "Pero maestro
que bien escribe usted y que magnífica es su obra" piensa: "Desgraciado
si tú no sabes ni leer, qué me importa que te parezca bien o
mal lo que yo hago". Mientras que el vanidoso al escuchar una alabanza
piensa: "Cuánta razón tiene este hombre". Le encuentra
algo simpático al adulón más repelente y rastrero que
se le cruce. El vanidoso es una persona muy sociable, a diferencia del orgulloso
que se aparta de la multitud: "Solamente mi propio criterio cuenta sobre
mí".
Por otra parte, nada me abruma más que la falsa humildad. Cuando alguien
dice "yo no quiero nada para mí, todo lo que pido lo quiero para
otros" o “yo crío por la perra, ni quiero el dinero, ni
me interesa criar, ni me interesan las exposiciones, ni quiero notoriedad”,
¿entonces que coño quieres? Mala señal. A mí la
gente que no quiere nada, me produce desconfianza.
Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás.
No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo,
lo malo es aquel que no admite que nadie en ningún campo se le ponga
por encima.
La principal característica que tiene el soberbio es el temor al ridículo.
No hay nada peor para aquél que va por la vida exhibiendo su poder,
y sus méritos que pisar una cáscara de plátano e irse
de narices al suelo. El ridículo es el elemento más terrible
contra la soberbia. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen
de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos. Reconozco que
a mi me costó años asumir que perdía con mis perros contra
otros que desde mi punto de vista eran peores, ello hacía que no disfrutase
de las exposiciones y que me cogiera importantes cabreos por derrotas injustas,
e incluso, por derrotas justas, al verme superado por criadores a los que
consideraba menos preparados que yo, pero gracias al orgullo, lo superé,
aprendí a perder contra perros y criadores peores que yo, a querer
superarme en vez de enfadarme, cada vez que alguien hace las cosas mejor que
yo, y por encima de todo, aprendí a respetar el criterio distinto el
mío, de jueces, aún sin compartir dicho criterio, en definitiva,
he ganado seguridad en mi mismo, cuando hago algo bien, no necesito el reconocimiento,
aunque me encantaría tenerlo.
La soberbia es la antonomasia de la desconsideración. Es decir: "Primero
yo, luego yo y luego también yo." Tal vez, la soberbia sea una
cosa sencilla: simplemente se trata de maltratar al otro. No importa que tu
perro pise al de delante cuando el juez te manda moverlo en el rin, o que
intentes taparlo poniéndote delante cuando el juez observa a todos
juntos para dar las calificaciones, porque la prioridad para el soberbio es
él mismo y sus necesidades. Por el contrario, si eres orgulloso, nunca
querrías ganar con triquiñuelas, piensas que eres el mejor,
y quieres que se vea tu trabajo, no juegas con el todo vale, quieres ganar
por que lo mereces.
En materia de autoestima y de búsqueda de la cima ante los demás,
los soberbios siempre están a la cabeza.
¿cómo evitar caer en la soberbia? El remedio es muy simple,
pero a veces duro de asumir: ser realista. También es cierto, que en
el otro extremo el exceso de humildad te pone por debajo del realismo. En
esa actitud no valoras ni siquiera lo que tienes, lo que se puede transformar
en una gran dificultad desde el punto de vista social. En primer lugar tú
sufres, salvo que te complazcas morbosamente en tu nada y en tu pequeñez.
Por lo tanto, el extremo desordenado de la humildad —la humillación—
es tan malo como el de la soberbia.
Conocimientos técnicos: Es fundamental utilizar toda la información técnica, ya sea a través de la experiencia de otros, de los libros o de la experiencia propia, para trazar un plan, una línea de trabajo, en definitiva tu propia línea de cría. Este planteamiento está claramente condicionado por el siguiente punto, y es que dependiendo de tus posibilidades, es decir, instalaciones, medios económicos, recursos humanos y dogos alemanes de los que dispongas, podrás hacer un proyecto más ambicioso y grande o empezar con algo pequeñito, en cualquier caso, el proyecto nunca puede ser a corto plazo, no se pueden priorizar las exposiciones y sus resultados, ni siquiera las ventas, ante un trabajo serio que se ajuste al plan previsto, ya que sería hipotecar el futuro, por razones obvias, ya que como expuse en el tema técnico, conseguir ese resultado evolutivo, necesita de generaciones de trabajo riguroso, y los éxitos llegarán.
Ejemplares a utilizar: Aquí cobra una importancia vital tanto la objetividad,
no hay que dejarse llevar por amiguismos o por títulos o por marcas,
como el conocimiento de la historia y evolución del dogo alemán,
principales líneas y características de cada una. Solo con el
trabajo y la experiencia, se puede llegar a descubrir cual es el camino a
seguir, y que hay que descartar.
Si analizamos la historia del dogo alemán, desde hace más de 500 años, desde que nuestros perros guardaban el sueño de los nobles de la época, hasta finales de los años 70, la evolución fue una constante, cada vez más altos, más esbeltos, más elegantes, más armónicos, llegándose a fijar un tipo de cuello y de cabeza que no solo es lo que da tipicidad a nuestra raza, si no que es lo la diferencia de las demás razas y hace que un dogo alemán sea un dogo alemán, y no un mastín o un perro grande.
Claramente ha sido una etapa de una deriva genética muy baja, cuanto mayor sea el número de individuos de la población, menor será la diferencia entre las frecuencias de una generación y otra, por eso se tarda 500 años en conseguir lo que es el dogo alemán hoy en día, en las décadas de los 80, 90 y 2000, es decir, los últimos 30 años, la deriva genética ha sido muy alta, por que el tamaño de la población utilizado por los principales criadores, ha sido pequeño, resultando una disminución en la diversidad genética de la población, tomando como “el efecto fundador”, a esos dogos alemanes de los años 70, y no a los de hace 100 años, por ejemplo.
Aunque una población puede aumentar y volverse bastante grande, los
genes portados por todos sus miembros derivan de los pocos genes presentes
originalmente en los fundadores (considerando que no hay migración
ni mutación). Los acontecimientos al azar que afectan algunos genes
presentes en los fundadores tendrán una influencia importante en la
composición de la población general. Y esto es lo que está
pasando en la actualidad, que a pesar de que todos los dogos alemanes de primer
nivel europeo, descienden de los mismos dogos alemanes de los años
70, han fijado unas características diferentes a las de los fundadores.
En el momento actual a causa de esa deriva genética tan alta en el
que estamos instalados, se da una pérdida de los alelos menos frecuentes
y una fijación (frecuencia próxima al 100%) de los más
frecuentes, resultando una disminución en la diversidad genética
de la población, si no hubiera otros procesos de cambio evolutivo,
tales como la mutación y la selección natural(algo que en la
cría se elimina), las poblaciones llegarán al final a tener
un solo alelo de cada gen, aunque se tardase muchas generaciones en llegar
a ello. La razón es que, tarde o temprano, uno u otro alelo sería
eliminado por la deriva genética sin posibilidad de que reapareciera
por mutación o migración.
Una consecuencia de las mutaciones puede ser una enfermedad genética, sin embargo, aunque a corto plazo pueden parecer perjudiciales, a largo plazo las mutaciones son esenciales para la existencia. Sin mutación no habría cambio y sin cambio la vida no podría evolucionar. Las consecuencias fenotípicas de las mutaciones son muy variadas, desde grandes cambios hasta pequeñas diferencias tan sutiles que es necesario emplear técnicas muy elaboradas para su detección, y es ahí donde entra el talento y sensibilidad del criador, en detectar esas mutaciones, en descartar las nocivas, como podría ser la displasia de cadera, el síndrome de wobler, y en potenciar las beneficiosas, como ojos correctos, dientes grandes, etc…
El flujo genético: (también conocido como migración) es la transferencia de genes de una población a otra. Sin duda es el camino a seguir para la evolución del estado actual del dogo alemán en Europa. La inmigración puede resultar en la introducción de nuevo material genético al acervo genético establecido por los fundadores, esos dogos alemanes de los 70, y para no perder la identidad de la raza, y no recurrir a otras razas de perros, hay dos caminos, 1º, el cruce entre grupos de colores, y 2º, la introducción de líneas americanas y británicas. Todo esto, lo hay que hacer con conocimiento, humildad y rigor, de no hacerlo así, el camino resultante, podría ser el de una evolución a peor, en vez de una evolución positiva.
El estado actual de la población doguera en España es el mejor
de nuestra historia, mientras que en los años 80 y 90, un dogo alemán
mediocre era el mejor en el rin, y cada vez que venían dogos extranjeros
a nuestras exposiciones, arrasaban y parecían otra raza, en la actualidad,
hay un número importante de ejemplares compitiendo de una calidad al
mismo nivel que en el resto de Europa, pero que hayamos pasado de ser un país
de ciegos, a un país de tuertos, creo que no es la finalidad de nuestra
cría, ni siquiera llegar a ser miopes como los alemanes, franceses
o italianos, estoy seguro, de que el camino es la evolución, hasta
lograr una vista perfecta, sin necesidad de que las gafas, en forma de títulos,
nos confundan, y pensemos, que nuestra visión ya es perfecta.